¿No será algo parecido a ésto?:
Ratas en el Xxxx
No, tranquilos todos, que no cunda el pánico. Las ratas a las que me refiero en el título de este post no son los roedores de cabeza pequeña, hocico puntiagudo, orejas tiesas, cuerpo grueso, patas cortas, cola delgada y pelaje gris oscuro que acostumbramos a repudiar por su asociación con la basura, la suciedad y las enfermedades. Se refiere a otras mucho más destructoras, voraces y peligrosas: concretamente a las personas despreciables y tacañas a las que también puede uno referirse utilizando ese sustantivo, como bien recoge la Real Academia de la Lengua Española. Porque rata, en tanto en cuanto persona despreciable y tacaña, es aquella que trata a sus empleados como mercancía, sin preocuparse de su comodidad y bienestar en el trabajo, prohibiéndoles, por ejemplo, encender el aire acondicionado en pleno verano porque la factura de la luz sube más de la cuenta. Porque rata, en tanto en cuanto persona despreciable y tacaña, es aquella que obliga a trabajar a sus empleados muchas más horas de las que están estipuladas en el convenio colectivo, sin definir fiestas, puentes o descansos reglamentarios y disponiendo de las vacaciones a su antojo, sin que haya posibilidad de planificar nada más que lo que el jefe desea. Porque rata, en tanto en cuanto persona despreciable y tacaña, es aquella que prohibe a sus empleados que puedan llevarse a casa una barra de pan rota o unos pasteles del día anterior, obligando a que los tiren a la basura, porque dice que eso es robar al empresario, pero que no tiene ningún reparo en pagar parte de los sueldos en dinero negro. Eso sí que es robar: a nosotros los trabajadores y, por extensión, a todo los que, empleados o no, pagamos impuestos y colaboramos al sustento de la Seguridad Social y a los Fondos de Desempleo. Porque rata, en tanto en cuanto persona despreciable y tacaña, es aquella que tiene a una empleada en horario nocturno en la tienda, sola, sin disponer de un cuarto de baño donde satisfacer sus necesidades físicas e higiénicas más elementales y que tiene que salir, cuando es absolutamente imprescindible, a los baños del Centro Comercial o abusar de la buena voluntad de la gasolinera que hay al lado. O que tiene que aguantarse las ganas porque el Centro Comercial ya ha cerrado. Y eso una noche tras otra. ¿Cuánto tiempo se mantienen en su puesto las chicas que os atienden cada vez que vais a comprar algo al Xxxx? Supongo que habréis notado que la rotación de personal es muy grande y que la dependienta que empezó a trabajar hace apenas unas semanas y que os despachaba las galletas y el pan ha sido sustituida por otra en poco tiempo. Y esta por otra y así una y otra vez… Los empleados del Xxxx estamos hartos del trato despótico y miserable que recibimos y si aguantamos en el trabajo es porque, desafortunadamente, los tiempos que corren no están para desechar una opción de conseguir algo de dinero que permita sacar adelante a nuestras familias. Y aguantamos carros y carretas. Y claro, todos aprovechamos en cuanto podemos la más mínima oportunidad para cambiar, si es posible, incluso perdiendo dinero o teniendo que irnos más lejos. Pura dignidad. Y eso los que aguantan. Porque en Xxxx quien abre la boca para quejarse de las precarias condiciones de trabajo o, simplemente, quien no le baila el agua a la jefa es fulminantemente despedido. Eso sí, por WhatsApp o por teléfono, si tienes suerte, que no está el horno para dar la cara (nunca mejor dicho). Pues no ha pasado veces...!!! Y sin aviso previo; faltaría más. Por la espalda, como los cobardes, como las personas despreciables. Como las ratas. La gente que trabajamos allí no movemos un dedo por miedo a perder nuestro puesto de trabajo, la única fuente de ingresos que muchos tenemos. Bastantes amenazas soportamos con el manido “como tú tengo cien esperando para trabajar, así que mucho ojo…”. Y los que se van, ya sea por voluntad propia o por la ajena, se sienten tan aliviados que prefieren pasar página y olvidar cuanto antes lo que han vivido allí. Como veis, no he mencionado en absoluto los precios que el Xxxx tiene para sus artículos. A pesar de que no tiene una lista de precios definida o al menos una en la que no entran muchos de los artículos que comercializa. A pesar de que para los encargos fija los precios en función de la urgencia y la necesidad que el cliente demuestre cuando va a pedir el producto (a más necesidad y urgencia, más caro, por supuesto). A pesar de eso, pienso que cada uno es muy libre de pagar lo que le pidan, sea o no un abuso derivado de la falta de competencia. Pero la próxima vez que vayáis a comprar al Xxxx pensad en todo lo anterior, en el comportamiento que tiene la dueña con sus empleados, en que también a vosotros os engaña cuando nos paga en dinero negro y decidid si conviene fomentar este tipo de negocios y si queréis tener a esta clase de vecinos en vuestro barrio.
Saludos.