Coincido con que lo más importante para ser feliz es disfrutar de la vida, de las pequeñas cosas, ser agradecido,tratar a los demás de forma cercana y humana, tener curiosidad por todo, y, sobre todas las cosas, tener capacidad de amor y de entrega a los tuyos.
Ahora, cuando me cuenta lo del nivel de exigencia altísimo, yo le diría: ¿cómo quieres que alguien trabajando 11 o 12 horas al día tenga tiempo y energía para las cosas del primer párrafo? ¡Si no tiene casi ni tiempo para ver a su familia! Y cuando tiene algo de tiempo, está tan cansado y se siente tan culpable que no puede ser un buen padre o una buena madre (encima pretenderá que las madres trabajadoras sean perfectas amas de casa, superwomen, vamos). Afortunadamente no es mi caso...
Es decir, el discurso, supuestamente, tiene unos valores muy positivos, pero luego está inmerso en la contradicción de "el trabajo lo es todo", "el trabajo te lleva al éxito", etc., cuando lo que te lleva al éxito en la vida no es sólo, ni principalmente, el trabajo, sino haber tenido una familia llena de amor, tener una buena educación en valores (dentro y fuera de casa), tener una buena asistencia para tu salud, todo eso que te hace sentirte válido y valioso, para ti mismo y para los demás. Y eso (Galindo no lo dice) tiene que ver, además de con el esfuerzo en el trabajo, con la conciencia social y la solidaridad. Porque, ¿de dónde sale el dinero para mantener nuestro sistema de educación, de sanidad, de ciencia, de seguridad, etc? De la hacienda pública, es decir, de todos los contribuyentes.
Vete a un barrio donde la mitad de la gente no tiene trabajo a ponerles este vídeo, a ver qué reacción tienen... Pero en este país está desmontando no sólo el sistema público de educación, sanidad, etc., sino los valores subyacentes, aumentando cada vez más la brecha entre pobres y ricos, dejando desamparados a grandes sectores de la sociedad.
Aún así, me quedo con la parte del mensaje que sí vale.
Gracias por el puntero.
Saludos.