Pues el mejor consejo es que empieces por hablar con los dueños antes de enfadarte.A nuestro perro ( no es el acusado),le costó adpatarse al principo a la nueva casa.
Lamentablemente,tenemos que trabajar para vivir,y nos íbamos de casa sin sospechar nada.Hasta que gracias a un vecino muy paciente nos enteramos de que el perro ladraba y lloraba en nuestra ausencia.
Si mis vecinos sólo nos hubieran insultado,sin tener la amabilidad de informarnos, no hubieramos podido buscar soluciones para no molestarles,como ahora hemos hecho.
el hecho de tener un perro no nos proporciona dotes adivinatorias.Saludos