Esqueletos de hormigón o de acero, urbanizaciones fantasma, barrios con calles y alumbrado pero sin vecinos o edificios que se han quedado en el tramo del ladrillaje y el hueco de las ventanas, sin ni siquiera acristalar. Son los «edificios zombie» porque, en realidad, están ahí, enseñando lo que pudieran ser, pero muertos. Los expertos calculan que en Madrid, capital y región, hay unos 100.000 «pisos zombie». Terminar un «esqueleto» sale un 20% más caro que construir un edificio nuevo. Y ojo, pasados cuatro años la estructura se deteriora y el «muerto viviente» empieza a ser irreversible.