Las ayudas del Frob y las previsibles nacionalizaciones parciales y temporales de cajas de ahorro, las pruebas de estrés del EBA y las salidas a bolsa de Bankia y Cívica, que siguen a la transformación de Criteria en Caixabank. En fin, los nervios a flor de piel parecen haber abducido a un sistema financiero español en plena revolución y que, sin embargo, debe seguir haciendo negocios. A saber: atraer depósitos y dar crédito en medio de un panorama en el que han cambiado los paradigmas vividos los últimos años. Pero, ¿hacia dónde? Muy fácil: regresando, en buena parte, al pasado que nunca se debió abandonar. El dinero dejará de ser low cost. Y las hipotecas, el pecado capital en que caímos en España -además de en el Reino Unido, Irlanda y Estados Unidos- volverán a ser productos caros y condicionados.