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morfeodespierto
10/02/2006 12:44

UN POCO DE HUMOR

¿Cómo un soldado español se vengó de su novia infiel?

429 lecturas | 0 respuestas
Un soldado español destinado en Irak recibe una carta de su novia desde Madrid. La carta decía lo siguiente:
Querido Alberto.
Ya no puedo continuar con esta relación. La distancia que nos separa es demasiado grande.
Tengo que admitir que te he sido infiel dos veces desde que te fuiste y creo que ni tu ni yo nos merecemos esto, lo siento.
Por favor devuélveme la foto que te envié.
Con amor. María.
El soldado, muy herido, le pidió a todos sus compañeros que le regalaran fotos de sus novias, hermanas, amigas, tías, primas, etc. Junto con la foto de María, incluyó todas esas otras fotos que había recolectado de sus amigos.
Había 57 fotos en el sobre y una nota que decía:
Querida María.

Perdóname, pero no puedo recordar quien coño eres.

Por favor, busca tu foto en el paquete y me devuelves el resto.
MORALEJA: Aún derrotado... ¡ hay que SABER JODER AL ENEMIGO !!


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Viajando en la mejor clase en un crucero de placer fuimos con unos amigos a cenar al principal restaurante del barco.
Famoso por su distinción.
Apenas nos habíamos sentado noté que el mesero que nos atendió llevaba una cuchara en el bolsillo de su camisa.
Me pareció algo extraño, pero lo tomé como algo casual.
Sin embargo, cuando el encargado de la mesa nos trajo el agua y los cubiertos, pude notar que él también tenía una cuchara en el bolsillo de su camisa.
Miré entonces alrededor del salón y vi que todos los meseros llevaban una cuchara en sus bolsillos.
Cuando el tipo regresó a tomar el pedido le pregunté:
- Por qué la cuchara?
- Bueno... los dueños de la compañía naviera contrataron a la prestigiosa firma de consultoría Andersen Consulting, expertos en eficiencia, con el objeto de revisar todos nuestros procesos.
Después de muchos meses de análisis estadísticos, ellos concluyeron que a los clientes se les caía la cuchara un 73,5 % más frecuentemente que los otros cubiertos. Eso representa una frecuencia de caídas de 3 cucharas por hora, por mesa.
Si nuestro personal se prepara para cubrir esa contingencia, se reduce el número de viajes a la cocina y podemos ahorrar así 1,5 horas / hombre por turno.
En el momento en que terminaba de explicarme, un sonido metálico se escuchó en la mesa de atrás. Rápidamente, el mozo reemplazó la cuchara caída por la que llevaba en el bolsillo y dijo:
-Tomaré otra cuchara cuando vaya a la cocina en lugar de hacer un viaje extra para buscarla ahora.
Yo estaba realmente impresionado.
Mientras mis invitados ordenaban, continué observando a mí alrededor.
Fue entonces cuando observé, de reojo, una fina cuerda negra colgando del cierre del pantalón del mesero.
Rápidamente, recorrí todo el lugar con la mirada y descubrí que todos los mozos llevaban la misma cuerdita colgando de sus braguetas.
Mi curiosidad fue mayor entonces y, antes que se retirara el mesero, le pregunté:
- Disculpe, pero ¿por qué tiene usted una cuerda justo ahí?
- Oh, sí. La firma consultora de la cual le hablé encontró que nosotros también podíamos ahorrar tiempo al ir al baño.
- ¿Cómo es eso?
- Atando este hilo fino a la punta de... usted ya sabe, podemos sacarlo sobre el orinal sin tocarnos y de esa forma eliminar la necesidad de lavarnos las manos, acortando el tiempo gastado en el baño en un 82%.
- Qué bien, eso tiene sentido. ¿Pero si la cuerdita ayuda a sacarlo, cómo lo vuelve a meter en el pantalón?
- Bueno, yo no sé cómo hacen los otros, pero yo uso la cuchara.


 

Fin del hilo
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