Plumero ninguno, votante de derechas de toda la vida, no me escondo.
Dicho lo cual, la diferencia es clara: las viviendas se construyen en parcelas que siempre estuvieron previstas para ello, gestionadas por un promotor privado (que ya se preocupará de la solvencia de sus inquilinos) y que si bien tendrán un precio reducido, no serán un regalo.
La comuna podemita se pretendía llevar a cabo en una parcela destinada a vivienda libre, gestionada por el ayuntamiento directamente, con pisos de dimensiones ridículas que compartían zonas comunes (de ahí lo de comuna) y que encima tenía previsto una zona comunitaria al aire libre para espectáculos.
Vamos, que se parece como un huevo a una castaña.