“El respeto”, bonita palabra en toda su acepción y tan difícil de ponderar.
Todos pedimos respeto para uno mismo o para los demás, pero lo hacemos desde nuestra escala de valores, desde nuestra ética, desde nuestros propios intereses y en muchas ocasiones, desde la cobardía disfrazada de prudencia, equivocando respeto con no molestar.
Hace hoy 14 años que fue asesinado vilmente Miguel Angel Blanco, ¿ donde está el respeto de una sociedad a sus victimas ?. Hoy sus asesinos gozan de la impunidad que el Estado les proporciona vestido de legalidad, siendo la sociedad civil cómplice de lo más abyecto de un sistema como es, la falta de respeto por permanecer incólumes a lo más sagrado que tiene el individuo, EL DERECHO A LA VIDA.
Respeto, respeto y respeto, yo diría: justicia, justicia y mas justicia, porque sin esta, es imposible entender el respeto.
La traición que es la antítesis del respeto, cuenta muchas veces con la legitimidad de las mayorías, condición sine qua non para marcar leyes, normas y valores por los que regirnos, pero la justicia solo es justa, cuando compensa a sus victimas , anulando cualquier mayoría ajena a sus daños y quebrantos, esto es, EL VERDADERO RESPETO.
No es mi intención impartir ninguna lección a nadie, solo invito a la reflexión .
La locuacidad puede faltar al respeto inconscientemente, el silencio en algunas ocasiones, además de cobarde y faltar a este, es cómplice por su nivel de consciencia.