El cierre del grifo del crédito por parte de los bancos ha originado una mayor dificultad para acceder a un piso en propiedad. Sin embargo, la compra de un cuarto trastero sigue siendo un valor refugio para el pequeño inversor, puesto que no precisa emplear demasiado dinero y, a menudo, el pago se realiza sin solicitar un préstamo. Asimismo, dada la escasez de espacio en las viviendas, no resulta muy complicado alquilarlo y conseguir, con ello, una pequeña renta mensual, que por regla general no baja del 5% de lo que costó el trastero.