Hay que cambiar el modelo productivo. La crisis ha acuñado un puñado de frases hechas, pero pocas se repiten tanto como ésta. El desplome de la construcción de viviendas, que infló el crecimiento de la economía española durante una década, y su impacto en el empleo, el endeudamiento de las familias o los ingresos públicos, explican esta receta unánime. El pinchazo de la burbuja inmobiliaria se dejó sentir ya en 2008, en el arranque de la recesión, y según el Banco de España, seguirá lastrando el crecimiento hasta el próximo año. El organismo supervisor estima que, en total, restará un 5,4% al PIB respecto al nivel que alcanzó a finales de 2007. Y solo a mediados del año que viene el sector residencial comenzará a recuperarse.