Casi nunca estoy de acuerdo con INTEGRITA, pero esta vez por experiencia propia tengo que darle la razón. Yo soy una de las personas que llevo trabajando veinte años, tengo hijos pequeños y la EMV me dió la oportunidad de tener mi primer piso. Ilusionadisimos los dos, ibamos a ver la construcción de la casa. Todas nuestras ganas de que llegara el día de ir a vivir. La enseñabamos a diestro y siniestro a toda la familia y amigos cuando nos la dieron. Ahora casi tres años después a mi no se me ocurre decir a nadie que venga a mi casa. Zonas comunes destrozadas, ascensores destrozados, pintadas en las escaleras, etc, etc, etc, me faltan líneas para decir todos los destrozos que hay. La EMV, nos vende los pisos a los que los podemos pagar, pero además mete quinquis, gitanos, que aunque son pocos son destructores de lo ajeno. Respecto a los sudamericanos, creo que no hay que meterlos a todos en el mismo saco. Los hay trabajadores y maleantes como en todos los sitios y como todas las razas. Por cierto en mi comunidad hay de los dos tipos, pero como siempre hacen mas ruido los maleantes y desgraciadamente es lo que se ve salir de nuestra comunidad y con lo que se quedan los vecinos del barrio. Pero tambien hay mucha gente normal. De todas maneras es muy facil reconocernos. Simplemente como vamos vestidos, los coches que llevamos, o viendo como salimos a trabajar a las siete de la mañana. Aunque luego también sale a las 7 de la mañana el gitano que lleva más de un año sin pagar la comunidad, pero se permite el lujo de que sus niños utilicen ( o mejor dicho destrocen) las zonas comunes y el entra y sale del garaje las veces que le da la gana y sin pagar ni un euro del mantenimiento de la puerta del garaje, del ascensor, etc., etc. etc. En resumen basura.