Buenos días,
Quería compartir con todos los padres que acuden con sus hijos al centro de salud de Mirasierra, lo que nos ha ocurrido con nuestra hija allí.
El viernes pasado, a mi hija le tocaba la vacuna de los 18meses, por lo que se acudió a cita con la enfermera. Resulta que una vez que le pone la vacuna dice que ya le ha puesto la vacuna del sarampión, ante la sorpresa de mi marido y comentario de esa no es la que le toca, la enfermera rectifica y dice: ah si si que me he equivocado.
Bien, la cosa no queda ahí, porque después anota en la cartilla de vacunación un código que corresponde a la vacuna del sarampión, que luego tacha y anota otro. Finalmente entrega la hoja de vacunación que saca por impresión, también equivocada, en la que aparecen vacunas que no le corresponden con fecha del viernes y la que le tocaba aparece con fecha anterior y ella la señala con bolígrafo.
Bien, a todo esto, la enfermera dice que no puede poner la pegatina correspondiente y mientras lo dice, señala una caja, la única, que tiene sobre la mesa. Mi marido se queda con el nombre (priorix) y al llegar a casa comprueba en Internet que corresponde a la del sarampión.
Ante este cúmulo de errores, mi marido acude de nuevo con la niña al centro de salud, con la preocupación de si la enfermera le ha puesto la vacuna correcta, pero la enfermera ya no se encuentra en el centro, por lo que el médico que está de guardia atiende la situación, emplazando la respuesta al lunes siguiente (ayer) ¿?????!!!!
Pues bien, después de un fin de semana de angustia, hablo ayer por teléfono con el pediatra y me dice que no nos preocupemos, que ha hablado con la enfermera y ella le ha dicho que le puso bien la vacuna a la niña. Ante esto le digo, que entiendo que él confíe plenamente en su compañera pero yo como madre necesito hechos objetivos que me indiquen que la vacuna puesta es la correcta y también una explicación de los errores verbales y de anotación.
Ante esto, me dice que mi tono es intolerable, que nadie le había hablado así antes y que no me lo va a permitir. Bien, pese a lo incierto del hecho y dado que lo que me interesaba era clarificar un tema de salud de mi hija, le pido disculpas y le explico que estoy muy preocupada y necesito clarificar la situación, que también entiendo se debió aclarar en el momento y no tres días después. Bueno, ante la imposibilidad de darme ninguna respuesta ante mis dudas excepto la insistencia en que la vacuna estaba bien puesta porque la enfermera lleva muchos años trabajando y sabe lo que hace.…. (¿¿¿¿!!!!), me dice que él ya se ha tomado muchas molestias y que si quiero algún dato más que hable con la enfermera, le doy las gracias y le pido que por favor me pase con ella, a lo que me contesta que él no es ninguna secretaria y no tiene por qué pasarme con nadie y que además no sabe.
Vuelvo a llamar al centro para que me pasen con ella y en dos ocasiones no se puede poner, me piden el teléfono para que sea ella la que me llame.
Lo hace al rato y asegura que no se ha equivocado con la vacuna, pese a no recordar ni la conversación mantenida con mi marido ni el por qué de los errores o de la caja en su mesa que no correspondía a la vacuna de mi hija.
Finalmente decidimos ir al centro de salud para hacer un escrito con los hechos y solicitar una respuesta también por escrito, pero al llegar allí tanto la enfermera como el pediatra nos insisten para que pasemos a la consulta para hablar.
En dicho encuentro no hubo forma de clarificar nada de manera objetiva (ni siquiera había mirado los niños atendidos el viernes y si a alguno le puso la vacuna del sarampión o no ……) La pretensión de ambos es que en un acto de fe confiáramos en la palabra de una enfermera que asume que todos nos podemos equivocar pero que justo en este hecho y sin datos reales en los que apoyarse sabe que lo hizo bien.
Por supuesto el médico, trataba en todo momento de quitar importancia al hecho diciendo que no pasaba nada por poner dos veces una vacuna, no quería atender al hecho de que lo grave es dejar de poner una vacuna por haber repetido otra y no reconocerlo, y se permitía el lujo de asegurar algo que él no había visto.
En fin, un total despropósito desde nuestra posición de padres!
Ante esto, quiero resaltar la doble impotencia sentida, primero por no poder averiguar nunca lo ocurrido (en parte debido a que el médico no tomó ninguna medida en el momento, como llamar a su compañera o hacer alguna comprobación del tipo que sea) y segundo por la falta de sensibilidad frente a la angustia de unos padres por un tema tan serio (la salud de su hija!)
Este médico nos ha tratado con una falta de respeto increíble, porque, eso sí, su tono es muy comedido pero sus palabras dejan mucho que desear y lo más grave de todo es que se atreve a asegurar que una vacuna está bien puesta cuando él no estaba presente, pero ¿qué es esto? ¿Es que además de Dioses también se creen adivinos, o qué???? Es que ante un duda basada en hechos reales de los que hay constancia en la propia cartilla de vacunación de mi hija, no se puede hacer nada? ¿ no se puede revisar las atenciones del viernes?????? Algo que no implique fe ciega????? Y encima de todo tener que asumir “que no pasa nada”. Indignante!