«España, va bien»
España, según Aznar «va bien». Pero, a pesar de haber estado creciendo con cifras anuales del 4%, a pesar de las relativas ventajas en el consumo del afloramiento del dinero negro, a pesar del crecimiento de los beneficios empresariales, por los bajos incrementos salariales y los aumentos de la productividad de las empresas, la sombra de la recesión económica se ha cernido sobre nosotros desde el inicio del 2001. Y digo la sombra de la recesión, porque todavía el PIB siguen siendo positivo, pero la desaceleración del crecimiento es clarísima. Comenzamos el año, hablando de crecimientos del 4% y acabamos el año con cifras entre el 2% y el 1,8%. Pero el peor síntoma de estos datos económicos, es el comportamiento de los empresarios. A los primeros síntomas de desaceleración económica, han comenzado a despedir una gran cantidad de eventuales y trabajadores de ETTs, a pedir regulaciones de empleo y a pedir reducciones salariales. Se puede afirmar que los empresarios, rápidamente, están tratando de cargar la crisis económica que viene, a las espaldas de los trabajadores, poniendo la venda antes de que aparezca la herida.
El caso de Navarra, es muy aleccionador. La economía Navarra, es muy dependiente de la industria del automóvil. La presencia de la factoría de Volkwagen, con 6.000 empleos directos y otros 12.000 indirectos, tiene una influencia decisiva en todos los sectores de la Comunidad Foral. En septiembre del 2001 ha cambiado el modelo de automóvil fabricado en la factoría de Pamplona, parando la cadena de montaje del viejo Polo, iniciando lentamente la fabricación del nuevo coche. Esta decisión organizativa, que estaba planificada desde hace más de un año, ha producido el despido masivo de los eventuales en todas las empresas subsidiarias, y la entrada en regulación de empleo de muchas plantillas. Este es un ejemplo de cómo los errores organizativos de los empresarios, son pagados por los trabajadores, en forma de despidos o prestaciones por desempleo. Además, con la ralentización del consumo, el sector del automóvil que es uno de los que primeros nota la bajada en las ventas, también lo traducen en más despidos. Estos dos factores, están generando una sensación en la clase obrera Navarra de inseguridad, que hacia muchos años que no se veía.
El capitalismo ha dado una falsa imagen de seguridad y solidez. Todos los mecanismos que la legislación laboral capitalista ha creado en estos últimos años, ahora se muestran en toda su crudeza. Dejando en el paro a miles de jóvenes (ya que son los que más sufren la precariedad laboral) a las primeras de cambio. Muchos de estos jóvenes se habían creído las proclamas oficiales, de que el capitalismo había acabado con sus crisis cíclicas, se enfrentan a la cara más dura del capitalismo en los países industrializados, con despidos masivos, falta de coberturas sociales y un coste de la vida, muy alto.
Esta situación, debe hacer reflexionar a una generación entera de trabajadores, sobre la necesidad de enfrentarse a la tarea de transformar esta sociedad, en un modelo social más solidario, con una planificación de los recursos y una producción basada, no en el beneficio privado de los empresarios, sino en las necesidades de toda la sociedad.