Los jóvenes no pueden irse de casa ni a los 32 años
A diferencia de sus padres, que con 25 años tenían piso propio, ellos cada vez tienen más difícil acceder a una vivienda. María tiene 30 años, una amplia formación a sus espaldas y un trabajo «desde hace un año fijo», pero sigue viviendo en la casa de sus padres.
Publicada
12/5/2006
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El Mundo