Pues es tan sencillo como que tú abras una tienda o cualquier otro comercio.
Es muy fácil desde el sofá de tu casa criticar a gente que arriesga e invierte su dinero en un barrio nuevo (sean chinos o no) y encima exigir lo que tu quieres que se monte (y lo peor de todo, exigir la nacionalidad que quieres que lo monte).