Buenos días
Hace meses que he notado un cambio en el aparcamiento del centro comercial.
Desde casi su apertura, un hombre encantador, de color, para que caigáis en de quién estoy hablando, te echaba si querías una mano en devolver el carro a su sitio. Su actitud, siempre positiva, educado, amable y agradecido por quedarse con esos 50 céntimos o, con suerte con 1 euro.
Nunca he sido amigo de "dar", y mucho menos de los gorrillas, pero en este caso, me parecía un intercambio justo. Poco dinero por un servicio. Verle aparecer al final del parking era una bendición... Y un bálsamo para mi oxidada conciencia.
Desde hace un tiempo, este simpático hombre ha pasado de proveedor de servicios a mendigo. Se sitúa a la salida del parking, y ya no le doy nada, porque me viene mal parar con el coche, y porque no me proporciona ningún servicio.
Ayer tuve ocasión de charlar con él. La dirección del centro le ha vetado su trabajo, que lo es, en el aparcamiento. Yo, y mi conciencia, echamos de menos sus servicios y desde aquí pido su vuelta.
Que es Navidad, diantres!