Aaron James es profesor en la Universidad de Irvine, donde enseña filosofía y es el autor de "Assholes, a Theory", un libro en el que ha establecido una taxonomía de esta especie hoy tan abundante: los gilipollas.
James define a los gilipollas como “esa clase de tipos que se creen autorizados para gozar de ventajas especiales en la vida cooperativa a partir de un sentido de la legitimación que les inmuniza contra las quejas de los demás. Y en tanto están inmunizados sienten que no tienen que respetar a los demás”.
Estas personas se saltan los límites de la convivencia, al igual que pueden hacer los delincuentes, pero la diferencia estriba en que ellos no tienen ninguna sensación de estar haciendo algo ilegal o inmoral. Pueden saltarse una cola, no pagar impuestos o pisar el cuello a los demás, pero siempre con la sensación de que tienen todo el derecho a ello porque son especiales, justificándolo porque son genios, porque ocupan un lugar destacado en la sociedad o porque los poderosos nunca han rendido cuentas.
Desde esa perspectiva, la misma idea de igualdad, el hecho de que alguien pueda estar a su altura, resulta insultante para los gilipollas. No todos podemos estar al mismo nivel (en cuanto a capacidad intelectual, recursos económicos, poder social, etc.) y eso autoriza a personas como ellos a hacer lo que quieran. Dado que están en el estrato superior, no deben someterse a ningún tipo de límite. Esta clase de personas nunca reconocerán a los demás más que mirándolas desde lo alto: contemplan las quejas de los otros o sus demandas de reconocimiento, con desdén. No se mueven en el mismo plano.
No podemos intentar cambiar a esta clase de gente, avisa James, porque no lo conseguiremos. Debemos intentar evitarlos, en primer lugar, y si no es posible, fijar claramente los términos de nuestra relación con ellos y no movernos de ahí. Si es necesario, habrá que enfrentarse a ellos y, en el conflicto, buscar el reconocimiento de terceros. James entiende que estos gilipollas están cerca de lo que la psicología tiende a calificar como desórdenes narcisistas de personalidad, pero que no es exactamente lo mismo. Lo que sí parece evidente, dice James, es que los gilipollas existen y están cada vez más de moda.
Eso sí, la mayor parte de estos imbéciles suelen ser hombres. Pero no siempre es así, ¿verdad que no?
Editado por fr451b 10/04/2013 13:44