Suerte que ese es el problema más fácil de solucionar de todos los que nos han dejado. Con una reunión de vecinos y cuatro tacos y tornillos se puede solucionar. Pero cierto es que en los pequeños detalles es donde se ve la humanidad, el compromiso y la responsabilidad, de las personas que componen una empresa, sea la que sea, y más ésta que juega con los ahorros y el trabajo de 88 familias. Ahí es donde se ve la grandeza, que en éste caso brilla por su ausencia. Una pena.