Una revolución sin una tesis revolucionaria que le dé impulso y fundamento no puede considerarse tal. La crítica rigurosa y fundamentada a los mecanismos de poder establecidos es condición necesaria, pero no suficiente. Es necesaria, además, una TESIS, es decir, una propuesta que sea una apuesta por una alternativa esencialmente diferente, no mero maquillaje o compensación transitoria que prologue la agonía de lo que existe ahora. Obviamente, la alternativa debería evitar caer en reproducir lo que critica. Pero eso no basta. No es solución el no hacer lo que sabemos que no está bien hecho. Debe formularse en positivo, desde el análisis crítico de lo que tenemos hacia la síntesis creativa que armoniza unas tensiones (actuales), para generar, inevitablemente, unas nuevas, mucho menos dañinas en su impacto global (si no no tendría sentido).
Podemos entender la dialéctica hegeliana como el avance histórico mediante la superación de los "ejes de confrontación", el establecimiento de nuevos criterios y medidas de lo deseable, que responden a cambios objetivos en lo que es, lo que objetivamente puede ser (hoy, no ayer), y a la creencia colectiva sobre lo que debería llevarnos el desarrollo de esa potencialidad (lo que pensamos que "debe ser"). En nuestro tiempo ha sido, en gran parte, la revolución tecnológica la que ha generado la expectativa colectiva de una nueva realidad, y la que está eliminando la solidez de los equilibrios establecidos tras la revolución industrial. Por ejemplo, al reducir a su mínima expresión el coste por el acceso y reproducción de los formatos de información, mientras siguen vigentes los viejos esquemas de beneficio económico basados en el coste asociado al soporte y el proceso de reproducción, se genera una distorsión insostenible entre coste, valor y precio (o "precio legal"). Por otro lado, también ha sido la revolución tecnológica la que está generando tensiones insoportables sobre la economía, y dejando obsoletos los viejos conceptos de mercado auto-regulado en supuesto equilibrio. Entre otras causas, por la globalización y por la explotación de las debilidades del sistema mediante la mal llamada "ingeniería financiera" (también conocida como "especulación" o "robo legal del rico a los demás").
En definitiva, la posibilidad lleva a la oportunidad, a la tensión creativa por romper la inercia. Eso genera miedo, incertidumbre, desconcierto, aire fresco, esperanza y renovadas expectativas de cambio, a partes iguales (pero no igualmente repartidas entre los que viven la crisis). La puerta de la oportunidad es, necesariamente, la crisis. La tesis a la que aludía al comienzo está siendo construida ahora mismo, en las cabezas y los corazones de muchas personas de bien que miran más allá de su ombligo. Y todos aportamos a esa construcción en la medida en que seguimos lo que nos dice nuestro propio corazón y nuestra propia cabeza, en lugar de refugiarnos en lo que dicen personas poderosas con cabezas que no están especialmente interesadas en pensar con la mínima objetividad por el bien común, ni en saber lo que piensan los otros, y con corazones que no desean sentir lo que sienten la mayoría de sus conciudadanos.
Toda generalización es falsa. La diferencia entre unas y otras algunas son falsas interesadamente y otras pecan de ingenuidad. Por ejemplo, las que nos bombardean todos los días desde los centros de poder suelen ser interesadamente falsas. Otras son falsas cuando se interpretan con un afán absolutizador que no está presente en el mensaje original, criticando la forma para, con ello, descalificar el fondo, y así no tener que vérselas en la situación de discutirlo honestamente. Un truco tan viejo como tristemente efectivo.
Un saludo
Editado por porquespin 29/01/2013 17:50