La última vez que visité al urólogo, me hizo un tacto rectal. Que daño me hizo el muy bruto, casi me meo. Le dije: “por favor doctor, no penetre más el dedo que soy virgen”. A la vez que sentía que con el dedo gordo hurgaba mi ojete inmaculado, noté las dos manos del doctor en mis hombros y me decía:: “tranquilo campeón, que te voy a pegar otro viaje” . Yo le pregunté: ¿ pero doctor, si tiene las dos manos en mis hombros, quién me está haciendo la exploración ? Él me contestó: “ no se preocupe, es un celador que tengo de ayudante”. .... Pues el muy hijo de puta me ha tenido que meter hasta la camilla, que daño me está haciendo. Desde esa fecha me llaman EL QUINIELAS, me tuvieron que dar 14 puntos por el desgarro producido.