Tal vez me expresé mal, que es un fallo en el que incurro muchas veces. Quise decir que me encanta esos gritos de cotorras que a veces inundan todo el contorno de nuestra pileta mancomunada, al igual que me gusta que en nuestra mancomunidad tengamos una máquina de coca-cola para hacer las delicias de una camada de juerguistas. Siempre me ha encantado ese tipo de convivencia cívica en el que la libertad de cada cual termina donde empieza la de al lado y cuyas decisiones, como la de la dichosa maquinita, ha sido debatido largamente y votada por democratica mayoría.
También comprendo a alguna que otra abuela que pasa a la zona de la piscina, de la pileta, con sus zapatillas caladas hasta el tobillo, porque entiendo que no se ha enterado que en esa zona hay que ir descalzo. Pero conociendo el género, no seré yo el que la llame la atención y la saque de su craso error o poca ética.
Mi corpontamiento físico, que no virtual, es partirme de risa interna al ver tanto ganado suelto que está empadronado como persona, lo cual ya es un logro ; éste si, democrático.
Un poco más de sentido del humor, camaradas, ante tanto gesto que merece, en el fondo, en vez de risa, palos.
Por dioxxxxxxxx.