Cada vez estoy más convencido de que no es posible tener la cara tan dura.
Mi teoría es que este elemento no admite ni ha admitido nunca crítica alguna, de tal manera que, tal cual una crítica o reproche le es adjudicado, es inmediatamente rechazado y tachado de mendaz, sin mayores consideraciones.
Personalmente creo que una limitación así descalifica a cualquiera para dedicarse a la política y, en general, a toda actividad que pueda tener que ver con el trato al público.
Y aquí viene mi explicación: lo que ocurre es que, una vez el paciente ha catalogado la crítica o el reproche como "mentira" (y se lo cree, esta es la clave) queda automáticamente legitimado para "obrar en consecuencia" y despachar mentiras a discreción.
A las personas normales el mentir nos produce ciertas perturbaciones (disonancia cognitiva), justamente en eso se basa el funcionamiento del polígrafo; pero este está entrenado para hacer de la mentira una actividad lúdica o deportiva, no intelectual.
Pero yo creo que estos abusos no son gratis y que, al final, se pagan.