totalmente de acuerdo con marcos9. Siendo el mismo arquitecto entiendo que es algo muy razonable y por supuesto optimiza la eficiencia de la gestión de los gastos y las dimensiones y aprovechamiento de las zonas comunes.
Creo que la fase más díficil es la de la construcción, porque requiere que haya acuerdo entre las cooperativas y que las gestoras colaboren. Pero como se ha dicho por aquí, hay que recordar que la voluntad de los cooperativistas debería ser la absoluta prioridad.
En este sentido podría realizarse una adecuada planificación financiera y distribución de los costes de las zonas comunes, y seguro que con el planteamiento homogénero del arquitecto para ambas (porque son un calco), podemos obtener con el mismo presupuesto, unas zonas comunes de mayores dimensiones y de mejores calidades. Imaginaros las dimensiones de las piscinas por ejemplo, o las zonas comunes de los niños.
Es más, estos acuerdos a nivel de construcción incluso podrían optimizarse con que hubiera un acuerdo en que ambas cooperativas eligieran a la misma constructora, ya que obtendríamos una reducción de costes ya que hay elementos comunes como grúas, caseta de obra, movimientos de tierra, en fin un ahorro tremendo de costes por todos lados.
Habría que contar con la colaboración del Arquitecto, para el diseño y apoye la propuesta.
Una vez finalizada la construcción y entregadas las viviendas, cada edificio formaria una comunidad independiente y las zonas comunes, se gestionan a través de una mancomunidad. Y esto es absolutamente normal, se hace un muchas urbanizaciones.
Cada comunidad tendría en este caso sus propios presupuestos y total autonomía para disponer de los mismos, y realizaría contribuciones según su coeficiente de participación con el presupuesto aprobado por la mancomunidad, que podría ser a modo de ejemplo por número de viviendas o metros cuadrados construidos.
De esta forma como muy bien dice Marcos 9, ahorraríamos muchos gastos de socorrista de la piscina y mantenimiento, entre otros.
Bien me alegra mucho que vayamos pensando en estas cosas porque hay soluciones fáciles, y soluciones más díficiles que requieren mucho consenso y voluntad por parte de los cooperativistas, pero creo que se puede conseguir, y cuanto más dedicación le echemos al tema, mejor van a salir las cosas.
Conclusión: deberían ambas cooperativas elegir la misma constructora para optimizar costes y hacer una mancomunidad para las zonas comunes.