El protagonismo se asimila a esa costumbre de querer brillar en cada escenario, incluso en los momentos donde la sombra resulta más apropiada. Algunos se sienten obligados a dar respuestas o a hacerse notar en cada rincón, ya sea por un ansia de reconocimiento o por esa necesidad de tener el control. Sin embargo, saber cuándo es el momento de intervenir y cuándo dejar que otros tomen la delantera es vital para preservar el equilibrio en nuestras interacciones.