¡Ja!
El tal Nilton Valverde, lisensiado en la calle, con el fondo de la argentina, el venezolano y el boliviano, mamma mía que miedito...
Os deseo mucha suerte circulillos, porque por aquí no hay mucho descamisado que pelee por un aumento de proteínas en la dieta de sus hijos y si mucho cabreado a dos velas que trata de pagar como sea la hipoteca de su casa.
Que por cierto no sé a qué tanto empeño en acceder a la propiedad privada, algo capitalista, repugnantemente esclavizador del pueblo. Yo os emplazo, queridos aldeanos (solamente circulantes seguidores del mesías Pablovsky, claro) semipropietarios de un adosadín hercesiano, a abandonarlo ipso facto y okupar un unifamiliar aislado que esté vacío.
Acabar con el sistema, pero acabar ya, sin perder un minuto. ¡Compañero Nilton, presente! ¡Camaradas sirculillos, viva el Comandante Iglesias! ¡Viva Pablovsky!
(¡Ah! Poned un circulo blanco en el tejado de vuestras casas, para que así otros compañeros queden avisados de que ahí hay una propiedad de un camarada... Podemos, si, pero a cada cual lo suyo, no vaya a ser que okupen al okupante; hasta ahí podíamos llegar)
Saludos lisensiados.
P.S.: No es bilis, esto que aquí pongo, camarada. Es descojone. Me parto con Potemos. Os debéis pensar que traeréis la revolución porque habláis entre vosotros y os decís lo que os gusta oir, pero eso no es la realidad. Hacéis gracia porque vuestro mensaje es más antiguo que el hilo negro y lo lanzáis a los cuatro vientos como si se tratara de una novedad novísima, anzuelo donde han picado no pocos iletrados, tontos de baba o listos resentidos y envidiosos.