Tenemos un presidente que es el representante de la comunidad dentro y fuera de ella, la responsabilidad que lleva implícita la asunción del cargo de Presidente cuya aceptación es obligatoria, sin posible renuncia, si fue nombrado legalmente, hace que sus actuaciones sean muy arriesgadas, pues le pude caer un marrón como vulgarmente se dice.
Esto así con las cuentas de la comunidad, al final del ejercicio debe firmar el acta que los vecinos aprueban las cuentas. El meollo de la cuestión está antes de aprobarlas. El presidente las debe revisar junto al administrador, comprenderlas, enmendarlas si procede y entonces está en disposición de firmarlas, si se salta su responsabilidad comete una irresponsabilidad.
En caso de discrepancias con las cuentas entre administrador y presidente, no hay otra que proponer a la junta, contratar una auditoria de cuentas, pero no firmar un documento que no está consensuado.