Se supone que estamos analizando un sistema de recogida de basuras. La optimización de este proceso pasa por retirar los residuos que generan los vecinos de los distintos barrios, de forma que el impacto sea lo mínimo posible en suciedad y olores, en el ruido que genera dicho sistema de recogida, en el impacto en el tráfico de los vehículos de recogida, etc. Y todo ello al menor coste posible, siempre que no se penalicen las premisas anteriores.
En el caso de un barrio de obra nueva como Valdebebas, cuyas viviendas disponen de cuartos de basura, está demostrado que el sistema actual es la mejor solución hasta la fecha para mantener limpia y sin olores la vía pública.
Hablar de “eficiencia” implica realizar un proceso más eficiente en su conjunto, manteniendo o mejorando las premisas básicas de salubridad e impacto en el entorno que ya se tienen a día de hoy. Si únicamente se abaratan costes, a costa de penalizar el resto de premisas indispensables que se buscan en el proceso, no se está siendo más eficiente, ya que el resultado final no es ni parecido al original.
Es más, ni tan siquiera se puede asegurar que este sistema alternativo que es menos limpio y de mayor impacto negativo para el barrio, sea más barato. Ya que es un hecho que tener cubos constantemente en la vía pública, invita a que por diversos motivos haya basura fuera del contenedor, ya sea por la gente que lo saca buscando algo de valor, la gente mayor que no tiene fuerza para abrir estos grandes cubos, niños que bajan la basura y no llegan o simplemente aquellos que ni se molestan en tirarlo dentro al estar en la calle y no preocuparles lo más mínimo. Toda esa suciedad acumulada en los nuevos cubos, termina desperdigándose por el barrio y más aún en los días de viento, con lo que el supuesto ahorro de coste y única ventaja de este cambio, se traduce en una serie de nuevos costes asociados por la suciedad general de barrio que requerirá de más horas de trabajo de las empresas de limpieza pública, para recoger toda la nueva basura generada y desperdigada por los alrededores.
Por todo ello, este nuevo sistema no es en ningún caso más eficiente. A lo sumo, más barato, y estaría por ver si los costes asociados que habría que añadir, no incrementan los costes actuales.
Y es que si equiparamos EFICIENTE con BARATO, puede que el sistema de basura más eficiente, fuera que a partir de ahora la basura se tire por la ventana de las casas, y que una vez al mes las empresas de limpieza barran el barrio. Te ahorras camiones, operarios de recogida, etc… Estaría la vía pública hasta arriba de suciedad, pero claro, como es más barato, según los criterios del Ayuntamiento, se podría afirmar que nos encontramos ante un sistema “más eficiente”.
Creo que ha costado muchas décadas conseguir ciudades cada vez más limpias. Los criterios que han hecho que se impusiera a las nuevas construcciones tener cuartos de basura, y a las antiguas que dispusieran de algún hueco en las zonas comunes, construir dichos cuartos de basura, vinieron precisamente por que el Ayuntamiento entendía que tener cubos fijos en la vía pública era un problema para la ciudad.
La SALUBRIDAD de la ciudad es la clave. En ningún caso un supuesto ahorro de costes, puede hacer que retrocedamos al pasado en lo que a limpieza se refiere. Son los barrios antiguos los que deben ir poco a poco adaptándose para poder quitar los cubos de basura de la vía pública, y no al contrario.